Pura y Limpia del Postigo | CRÓNICA DE LA PEREGRINACIÓN A ROMA DE LA PURA Y LIMPIA
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CRÓNICA DE LA PEREGRINACIÓN A ROMA DE LA PURA Y LIMPIA

06 Jul CRÓNICA DE LA PEREGRINACIÓN A ROMA DE LA PURA Y LIMPIA

Una mezcla de nervios, ilusión, expectativas y fe, se vivía en el Aeropuerto de Sevilla a eso de las siete y media de la tarde, cuando nos disponíamos a peregrinar a Roma, al Vaticano, a postrarnos ante el sepulcro de San Juan Pablo II, en la Basílica de San Pedro.

La primera jornada ya en Roma,  nos reservaba uno de los momentos más importantes del viaje, la celebración de la Santa Misa en la Capilla del Vaticano en donde se encuentran los restos de San Juan Pablo II. Marchábamos en grupo, cuando, tras entrar en la Basílica de San Pedro, nos sorprendió la impresionante Piedad de Miguel Ángel, no pudimos admirarla con detalle, ya que teníamos que pasar a la Capilla contigua donde tendría lugar la Eucaristía.

Una Santa Misa privada, oficiada por nuestro querido Rvdo. P  D. Francisco Durán Falcón para los peregrinos de la Pura y Limpia, íntima, sencilla y humilde, tal y como era el Santo Padre, pero con una gran carga espiritual que nos invadió a todos.

25 años más tarde, celebrando aquella Visita Pastoral del Papa a Sevilla, ha sido la Hermandad de la Pura y Limpia quien se ha postrado ante tan añorado Santo y Padre, para devolverle aquel gesto de amor y humanidad que tuvo en la Statio Orbis del 13 de Junio de 1993, con la Pura y Limpia del Postigo.

Tras la celebración de la Eucaristía y con un control  de los tiempos muy bien llevados por los organizadores, nos dirigimos a la visita a los museos vaticanos, en donde nos dividimos en dos grupos, uno de ellos compuestos por los más pequeños de la Hermandad, a los se adaptó la visita por parte del guía de una manera amena captando su atención de una forma excepcional durante todo el recorrido que duró unas dos horas.

Ya durante la tarde, ya en pequeños grupos pudimos disfrutar de la Roma más céntrica paseando por sus calles y plazas y visitando sus innumerables e impresionantes Iglesias. Algunos tuvimos la suerte de contar con las explicaciones que D. Francisco Duran realizaba en algunas de las más significativas como San Felipe Neri, El Panteón, Santa Agnes, Chiesa Nova, etc.

Pero cuando pensábamos que el gran momento del viaje ya lo habíamos vivido, una peregrinación a Roma no deja de sorprender y la segunda jornada nos aguardaba más emociones aún si cabe. Accedíamos, gracias a las invitaciones facilitadas por nuestro Arzobispo Juan Jose, a la Eucaristía en la festividad de San Pedro y San Pablo presidida por el Santo Padre Francisco en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Participaba oficiando también la misa, revestido con casulla roja, nuestro querido Don Francisco. Bien situados y bajo un sol de justicia disfrutamos de una solemnísima ceremonia junto con otros cristianos venidos de todas partes del mundo.

Sin palabras cuando, el Papa, en su recorrido por la plaza de San Pedro saludando a los asistentes, detiene el vehículo en el que iba justo donde nos encontrábamos, y en ese momento tras saludar a los pequeños que iban con nosotros, tomó en sus brazos al más pequeño, a Manuel de apenas 5 meses de edad, lo bendijo y lo besó en la frente ante la emoción de sus padres y todos los que allí estábamos.

Se da la circunstancia en que la familia Najas Pulido, padres de Manuel, estaba viviendo un difícil trance. Tres generaciones estaban en Roma cuando, durante la peregrinación, fallecía en Sevilla la abuela Carmela. El lógico dolor se tornó en desazón, cuando ni siquiera encontraron un vuelo para poder regresar a España a despedir a un pilar tan fundamental de sus vidas.

Pero el Señor, cuyos designios son inescrutables, les tenía preparado para aquel día ese momento balsámico para su alma, lleno de consuelo y a buen seguro que con la connivencia de Carmela, quien gozaba ya de la presencia del Altísimo. La eterna gracia de Dios se manifestó en aquel regalo que acompañará al pequeño Manuel, y a toda la familia, en el resto de su vida.

Rebosantes de emoción, las manijas del reloj apuntaban al cielo y el Papa Francisco, fiel a su cita con tantos peregrinos del mundo que encuentran en Roma la capital de su fe, saldría por la ventana de su despacho en las dependencias pontificias para el rezo del Ángelus, allí lo esperábamos, escuchamos sus palabras, rezamos junto a él y cuando saludó a los allí asistentes nos hizo una especial mención a nuestro grupo de españoles ya que varios de nosotros ondeábamos nuestra bandera nacional y desplegamos la pancarta con el nombre y escudo de nuestra Hermandad.

El Postigo del Aceite se convirtió en la Plaza de San Pedro, para rezarle un Ángelus a la Santísima Virgen, con la misma devoción y cariño que cada sábado murmuran quienes acuden al antiguo Almirantazgo de Sevilla.

Por la tarde, tras el almuerzo que compartimos, visitamos las cuatro Basílicas Mayores, abusando de la confianza con nuestro sacerdote, le pedimos que en cada una de ellas nos hiciera una breve introducción a lo que íbamos viendo. En la última, Santa María La Mayor, y como anécdota, se encontraba cerrada y la oración de vísperas la realizamos a las puertas de la misma, ante la mirada de aquellos cuantos por allí pasaban. Después algunos fueron al Hotel a descansar tras un intenso día de emociones y otros decidimos quedarnos a ver otras zonas de Roma menos céntricas como el Trastevere.

En la primera hora del sábado, día dedicado a María,  celebramos la Eucaristía en la Iglesia de Santa Trinidad dei Monti, donde participaron todos los niños con sus peticiones,  para después bajar ante el monumento a la Inmaculada que se encuentra en la Plaza de España y rezar ante Ella el Ángelus.

Debido a un concierto en la Iglesia de Santa Agnes, volvimos a realizar la oración de vísperas, en la misma Plaza Navona antes de la cena que teníamos organizada para todos a modo de despedida en nuestra última noche en Roma. Una vez terminada la cena algunos decidimos disfrutar de la Roma nocturna, admirando la iluminación de sus monumentos como la Fontana di Trevi, los puentes del Rio Tíber o la mismísima Plaza de San Pedro.

Lo previsto para el domingo, último día de nuestra peregrinación, era misa en la Casa de Peregrinos San Juan de Ávila, y después rezar el Ángelus con el Papa en la plaza del Vaticano, antes y después cada uno aprovechó para  distintas cosas, subir a la Cúpula de San pedro, hacer la últimas compras y recuerdos para amigos y familiares o ir a tomar el aperitivo a aquel sitio que tanto gustó.

En el traslado al Aeropuerto, rezamos las vísperas y tuvimos unas palabras de despedida de nuestro Director Espiritual, ad hoc, para esta peregrinación.

Gracias, en primer lugar, al Sr. Arzobispo, quien siempre nos ha apoyado y ha participado activamente de esta Peregrinación, aunque finalmente no haya podido acompañarnos. A nuestro Rvdo. P. D. Francisco Durán, quien ha enriquecido este encuentro con su palabra, como lo viene haciendo siempre que se le requiere y esperemos siga acostumbrándonos a su presencia. Agradecer a todos los que han participado en este inovidable viaje, incluidos peregrinos y organizadores, quienes, entre todos, hemos alcanzado un muy importante hito en la historia de la Hermandad de la Pura y Limpia.

Hemos vivido intensos momentos en verdadera comunidad cristiana y con gran espíritu de hermandad, volvemos llenos de beneficios espirituales que los ponemos en manos de Nuestra Santísima Virgen, Pura y Limpia Concepción, para que Ella los administre como solo una madre lo puede hacer.

 

Manuel Cano-Romero Moreno

Hermano Mayor.

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